El rasgo dominante de Almacén de antigüedades -escribe Edgar Allan Poe- es su pura, vigorosa y admirable imaginación. He aquí el todopoderoso encantamiento que bastaría para compensar muchísimos más errores de los que Mr. Dickens haya podido cometer. La historia de la pequeña Nell y la de toda una galería de retratos humanos, extraídos de la Inglaterra de la época, jalonan y configuran una narración que logra mantener despierto el interés del lector en sus primeras páginas.
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